Cuando
tenemos animales y algo cambia en casa, debemos estar atentos a sus
reacciones, ya que pueden sufrir estrés y demostrarlo de diferentes
maneras.
Muchas
veces el gato manifiesta el estrés durmiendo más y escondiéndose,
confundiendo al propietario que puede no darse cuenta. Otros gatos
pueden manifestar el estrés marcando. Este marcaje puede ser
mediante orina y/o heces o rascando las uñas contra muebles o
cortinas.
En
cualquier caso, resulta un inconveniente tanto para el animal, que
puede además somatizar el estrés y desarrollar problemas médicos
como cistitis, anorexia... como para las personas que convivimos con
ellos y que nos encontramos con desagradables sorpresas.
Además,
cuando la circunstancia nueva es la llegada de un recién nacido,
aparecen otras dudas y miedos, como si puede sentirse celoso, si
atacará al bebé o si le contagiará algo al pequeño.
Con este artículo intentamos ayudaros a resolver estas dudas para que la convivencia entre el bebé y el gato sea perfecta, y puedan ser los mejores amigos, beneficiándose ambos de esta amistad.
Cuando
el bebé llegue a casa, van a cambiar muchas cosas. Todo aquello a lo
que podamos ir acostumbrando al gato, y relacionándolo con estímulos
positivos, será una ventaja de cara a cuando llegue el momento.